· Adaptar la velocidad, la vocalización y el tono. Ni demasiado rápida ni demasiado lenta.
· Adecuación del lenguaje. No olvidemos que, aunque, para nosotros, haya palabras fácilmente comprensibles no hay que dar por sentado que para ellos también.
· Respetar los tiempos de habla durante la clase. Tiempo de habla para el profesor y para los alumnos.
· Evitar el eco (no repetir continuamente lo que se dice).
· Las instrucciones deben ser claras y concisas
· Cuidar la posición del profesor respecto a la clase. Ni demasiado distante ni excesivamente próxima.
· La pizarra, es una buena herramienta, muy útil para las explicaciones, pero no abusar de ella hace que la clase sea más dinámica.
· Las normas no son malas. Si se dejan claras desde el principio el alumno tiene toda la información.
· Motivación e interacción.
· Evitar prejuicios y tener la mente abierta.
· Tener presente los recursos y materiales con los que se cuenta.
· Hacer siempre correcciones en positivo.
· El profesor como guía y facilitador; el alumno es el centro de la clase.
· Encuentra el equilibrio. Ni demasiado laxo ni demasiado rígido. Podría generar desmotivación o rechazo.
· Organización e improvisación: Prepara tus clases pero sé flexible ,si surge algo inesperado no lo evites, intégralo y úsalo para sacar provecho de ello.
· No temas a cambios y novedades. Incorpora nuevas técnicas.
· …y ama lo que haces, ¡diviértete!

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